domingo, 25 de julio de 2010

El Tourmalet

Con motivo del centenario de la subida al Tourmalet en el Tour de Francia, y aprovechando que hacía años que tenía ganas de ir, nos pusimos en marcha hacia el país vecino, para ver la carrera y subir el mítico puerto.

Todo comenzó un lunes a las 7:00 de la mañana, cuando cargamos el coche con las bicis, comida y las tiendas de campaña para acampar donde se pudiese. Así que con el coche lleno de cosas, en las que ya sólo había espacio para sentarnos los dos, comenzamos la aventura. Conduciendo hasta Francia por el puerto del Portalet, ya empezábamos a ver las bonitas carreteras de montaña que nos iban a esperar. Después pasamos por el Col d’Aubisque, puerto que también iba a formar parte de una etapa del Tour. Las caravanas y los ciclistas inundaban la ascensión, lo que hacía avanzar a un ritmo bastante lento. Ante tal avalancha de gente, nos temíamos lo peor en el Tourmalet, creyendo incluso que no nos dejarían subir, ya que por este último puerto la carrera iba a pasar dos días, por lo que se esperaba más gente.

Seguimos avanzando poco a poco, parando en algún atasco debido a pintadas que estaban haciendo en la carretera con motivo de la carrera. Finalmente llegamos al Tourmalet. Desde el comienzo del puerto se veían bastantes huecos para acampar. Así que se nos acabó el miedo, e intentamos subir todo lo que pudimos. A falta de 4 kilómetros para coronar, la carretera estaba cortada, con lo que dimos la vuelta, y elegimos un sitio donde poder estar. A unos pocos metros de bajar, había un parking de caravanas enorme, y como queríamos un poco más de tranquilidad, seguimos bajando. Unos dos kilómetros más abajo nos encontramos una explanada perfecta, con un riachuelo al lado donde poder poner bebida fresca y lavarnos. Plantamos la tienda, y nos comimos un bocadillo, ya que era la hora de comer. Después de descansar un poco y con el buen tiempo que hacía, era ya hora de comenzar la ascensión del Tourmalet. Ataviados con la indumentaria ciclista, y con agua suficiente por el calor previsto, comenzamos a descender. Desde nuestra posición, teníamos 13 kilómetros para disfrutar. Con esas pendientes, en seguida cogía 50 o 60 kilómetros por hora, y aún así, no daba sensación de velocidad. De vez en cuando había que mover los brazos que se empezaban a cargar de la larga bajada, e incluso por un poco de frío que hacía bajando. Tras disfrutar de unos kilómetros muy rápidos, llegamos al comienzo de puerto en Luz-Saint-Sauveur. Una breve mentalización, y a subir. Me veía con fuerzas empezando el puerto, así que con mi bici de montaña metí el plato mediano. Carlos llevaba bici de carretera, con la que se avanza bastante más, aunque con un desarrollo más duro. Los dos íbamos al mismo ritmo, y poco a poco empezaban a caer los kilómetros. Ahora el calor era ya sofocante, y yo con calor rindo bastante menos. Iba bebiendo poco a poco, pero necesitaba echarme también agua por la cabeza para no desfallecer, había que racionarla, ya que estaba bajando a un ritmo muy rápido. El comienzo del puerto es mucho más suave que el final, pero pronto cambié al pato pequeño, y bajé a un ritmo que fuese más cómodo, porque se avanzaba muy lento. Pasamos Barèges, y ya pasamos la primera rampa durísima, era corta y pronto volvíamos a una pendiente de un 7%. El calor seguía apretando y no aparecía ninguna sombra. Llegamos a la mitad del puerto y todavía iba bien, aunque con mucho calor. Ya había alguna rampa constante del 9% que endurecía bastante la subida. Carlos se me había escapado un poco, pero gracias a una persona que me adelantó, cogí su rueda que me llevó hasta la de mi compañero. Pasamos por nuestra tienda a 6 kilómetros del alto, y de pronto había un pequeño descanso que agradecí enormemente. Ya llevábamos una hora y tres cuartos y aquello era infernal. Pero había que seguir sin bajarse de la bici para hacerlo más increíble. Ahora empezaban las curvas de herradura y a subir de verdad la carretera. De vez en cuando encontrabas a gente animándote, lo que te daba apoyo moral. Pasamos por un punto que anunciaban que te hacían una foto, así que me crecí, me hacía ilusión, pero el puesto estaba cerrado. Ya se sabe, que a partir de las 6 de la tarde, en Europa ya nadie trabaja. Tras la pequeña decepción ya quedaba poco, pero a falta de 3 kilómetros se acabó el agua. A pesar de que había bastante altura, y la temperatura había bajado, para mí, seguía haciendo mucho calor. Ya sólo quedaban dos kilómetros, pero muy duros. Rampas de más del 9%. Con la falta de agua, y todo el esfuerzo acumulado, ya la fatiga empezaba a aparecer, y empezaban a doler las piernas de verdad. En ese momento entendí los comentarios de Perico Delgado de lo que duelen las piernas subiendo puertos tan largos. Ya sólo quedaba el último kilómetro, y pasábamos del 10% en la subida. El dolor era brutal, pero el orgullo me decía que tenía que seguir. Momento en el cual, Carlos se me escapó cuando bajé el ritmo porque no podía más. Sólo me quedaba medio kilómetro, y tenía que subirlo como fuese. Los metros avanzaban lentamente, y el cuentakilómetros me decía que sólo tenía 200 metros al alto, pero yo no veía el final. Era imposible no verlo debido a la proximidad, y me temí que fuese al final más largo. 100 metros solamente, y no se veía el final. Las piernas no podían más, pero tenía que seguir subiendo a toda costa. Avancé un poco más soportando el dolor, y a falta de pocos metros por fin vi que se acababa el puerto y el cuentakilómetros tenía razón. La alegría fue máxima, tanto que incluso aceleré para llegar hasta arriba. Fueros los 200 metros más largos de mi vida, pero allí estaba, en el alto del Tourmalet, tras 19 kilómetros de subida, 1400 metros de ascensión a 2114 metros de altitud, después de dos horas y media subido en la bicicleta sin parar, y una satisfacción absoluta con lo logrado.

Allí arriba las vistas hacia los dos lados eran impresionantes. También conseguimos unas camisetas de la Français des Jeux, un equipo ciclista. Me vino muy bien, ya que estaba completamente sudado, y necesitaba algo seco para no quedarme frío en la bajada. Ya sólo nos quedaban 6 kilómetros de bajada hasta la tienda, pero con el cansancio, la bajada era difícil disfrutarla como la bajada anterior.

Cuando llegamos, tras descansar y lavarnos en el riachuelo, celebramos nuestro triunfo con una cerveza. Nos lo habíamos merecido.

domingo, 28 de febrero de 2010

Crónica de una retirada anunciada.

Desde que el año pasado empecé a correr y a apuntarme en carreras, poco a poco ha ido gustándome cada vez más este deporte. Es una gran satisfacción ver cómo sales a correr, vas progresando y después puedes competir para tener tiempos oficiales. Que aunque no sean muy buenos, hace ilusión tenerlos.

Este año aún no había participado en ninguna carrera ni había salido a entrenar. La verdad que el tiempo no acompañaba mucho. Pero de repente recibí un correo de la universidad ofreciendo apuntarse a unos campeonatos universitarios de Aragón, y sólo costaba la inscripción 3 euros. Como aún no había salido a correr este año, sabía que no iba a hacer una buena marca, y mi único propósito era terminar la carrera con un tiempo de una hora aproximadamente, ya que mi estado físico ahora no es muy bueno.

Apuntándome a la carrera además me empezaba a obligar a salir a correr, que si no me da mucha pereza. Me apunté y para empezar a entrenar, salí el sábado pasado a probar en qué estado de forma me encontraba. Hice unos nueve kilómetros en poco más de 51 minutos, así que veía que podía lograr mi objetivo de una hora.

Pero por la noche salí a cenar y a tomar algo y empecé a notar una ligera molestia en un pie. Poco a poco el dolor fue a más y llegué a casa cojeando. Pasé un par de días con dolor y cojeando al andar, pero se fue yendo la molestia con el paso de los días. Para no forzar, decidí no volver a salir a correr e ir directamente a la carrera, en la que yo pensaba que podía realizar mi tiempo.

Ayer, el día antes de la carrera, salí a tomar algo y llegué a casa a las 3. La carrera era a las 12, así que daba tiempo suficiente de descansar y llegar bien.

Hoy por la mañana me levanto bien, desayuno tranquilamente, y voy hacia la carrera que tenía la salida en los campos de la federación, enfrente del CPS. Llego allí y pregunto a un hombre de los de organización dónde se recogía el dorsal. Me pregunta que si iba a correr, y me indica dónde se recogen. Ya me quedo con la mosca detrás de la oreja con esa pregunta, no creo que tenga tan mala pinta atlética. Recojo el dorsal y el chip, me lo pongo todo, y dejo la ropa en el coche. Como lo tenía un poco lejos de la salida, decido ir ya sin sudadera, ya que el tiempo no era malo.

Me acerco hasta la salida y veo todo el circuito muy bien señalizado, y una pantalla gigante con los tiempos de los corredores de las pruebas infantiles. Y de repente veo, que la carrera se llama “V Cross Gobierno de Aragón” y no los campeonatos universitarios en los que me había apuntado.

Tenía todavía 40 minutos hasta que empezase la carrera. En ese tiempo se procede a dar salida a la prueba femenina, que tenía muy pocas participantes, y concluye con muy buenas marcas de casi todas ellas. Entre las que se encontraban Luisa Larraga y María José Pueyo. Excelentes atletas.

Empiezo a calentar suave y a estirar, mientras el resto de atletas calentaban sin parar de correr. Ya veía que había bastante nivel, aunque de momento en todas las carreras en las que había estado hay mucho nivel, pero luego también había gente de las que hacen mis marcas. No veía a ese tipo de gente.

De repente, veo una persona que me suena, le miro el dorsal y era el número 1. Caigo en la cuenta de que es Eliseo Martín. Para mis adentros pienso, que también suele correr la San Silvestre y ahí la gente va para pasarlo bien.

Oigo por los altavoces que hay que ir a la línea de salida, y que la carrera consta de 5 vueltas al mismo circuito. Ya no me empieza a gustar, porque me veía doblado 3 veces por Eliseo Martín.

Me dirijo hacia allí y veo que no hay muchos participantes, y pienso que ya irán llegando. Ahí estábamos entre 30 y 40 personas, y sólo dos con camiseta de manga larga. El resto estaban vestidos con ropa de atleta profesional y de equipos de atletismo.

Se da la salida y el ritmo va fuerte, como esperaba. Me quedo en los últimos puestos intentando no descolgarme mucho. Por delante veo a un hombre que va ligeramente más fuerte que yo, pero le mantengo la distancia. Por detrás de mí, ya sólo queda una persona, el otro que iba con manga larga. Salgo mentalizado de que puedo acabar la prueba, sin importar la marca, me hacía ilusión acabarla con tan pocos participantes y entre ellos a Eliseo.

Llevo buen ritmo aunque un poco fuerte para el que suelo ir, así que lo bajo. Noto que además me había quedado algo frío al estar tanto tiempo sin sudadera ni pantalones largos. El resto de participantes empiezan a sacar cada vez más trozo, pero por lo menos no voy último. Pasan 5 minutos y voy bien, aunque sin encontrar un buen ritmo. Ya empiezo a ver a la gente que me aplaude y me anima sólo por ir el penúltimo. Oigo a un niño decir: “Papá, mira a el último, vamos a animarle”. En esos momentos aún no era el último, así que ese ánimo me imagino que ni siquiera era para mí. Doy la primera vuelta, y en el cronómetro me marca 10 minutos. Muy bajo para mí, ya que esperaba llevar 12 minutos. Sigo bajando el ritmo, pero veo que empiezo a pagar el esfuerzo de esos dos primeros kilómetros rápidos para mí, y de no haber salido con el cuerpo lo suficientemente caliente. Oigo que el último me empieza a recuperar terreno al bajar yo el ritmo, y al poco me pasa. Con la desmoralización que supone todo lo ya comentado, empiezo a notar una ligera molestia en el pie, que ya es el detonante para decir adiós a la carrera. A los 15 minutos de participación, noto ya el aliento de Eliseo, Carriquero y Saji, que eran los tres iban en cabeza para disputarse el triunfo, terminando de desmoralizarme. Así que me esfuerzo un poco para salir de la contra meta e ir hacia un lugar más apartado dónde casi no hubiese gente para salir del circuito y dejar de hacer el ridículo. Me quedo descansando un poco y veo ganar a Eliseo.

Vuelvo hacia casa, y busco la prueba en la que había participado. Sale en la página de la federación de atletismo marcada en el calendario nacional. Sigo buscando en noticias, y encuentro que es una prueba de Cross situada en el puesto 31 del ranking internacional.

Es una pena no haber tenido casi entrenamiento y que la molestia del pie no me dejase terminar la carrera. Porque me hubiese dado una satisfacción enorme terminar semejante prueba, con semejantes atletas, y con la poquísima cantidad de participantes que había. Pero está claro que lo mío son las carreras populares, y aún así, las acabo en la mitad inferior de la clasificación.

miércoles, 20 de enero de 2010

Gran Vía

En mi querida ciudad, empezaron hace ya algún tiempo las obras del tranvía. La verdad que aún no me había acercado por allí, pero el otro día escuché en las noticias que toda Gran Vía estaba levantada y se veía el río Huerva a lo largo de ella. Me pareció que era un acontecimiento impresionante de la ciudad, ya que lo taparon hace 80 años y dudo que lo vuelva a ver en lo que me queda de vida.
Puede que sea porque soy ingeniero, pero creo que es algo que merece la pena verlo. Muchas veces me había parado a pensar por dónde iba el río una vez que desaparecía, pero nunca me había quedado claro. Ahora ya lo sé y me parece algo bonito seguir descubriendo cosas de tu ciudad que antes no sabías.
Aquí os dejo una foto hecha desde Plaza Aragón.

jueves, 7 de enero de 2010

Mi proyecto

Aún no había contado lo que voy a hacer con mi proyecto.
En el fondo consiste en que a partir de fotografías se consiga una reconstrucción en 3D de una escena cualquiera.
Uno de los objetivos es que a partir de varias fotos de un objeto en posiciones dadas, calcular cómo se vería ese objeto si se viese desde otro punto.
Un pequeño ejemplo lo podéis ver aquí:



Esto se hará a partir de transiciones de fotografías como podéis ver en el ejemplo de este enlace, con el que podéis jugar un rato.
http://phototour.cs.washington.edu/applet/index.html
Lo que tengo que hacer de aquí es programar esas transiciones que hace para pasar de una foto a otra.
Después de jugar un poco, podéis ver el video donde lo explican:



Hay dos proyectos más trabajando en esto. Los otros tratan de hacer la reconstrucción en 3D para que se vea una imagen densa y que reconozca los objetos de la escena. Por ejemplo, una mesa con libros encima.
Mi proyecto es otra parte más, en la que a partir de lo que se ha reconocido puedas mover esos objetos, por ejemplo, mover el libro por toda la mesa, teniendo un comportamiento real.

Creo que lo podéis entender todos, que no usado lenguaje muy técnico, ¿no?
AL final podré hacer reconstrucciones de edificios, el interior de un cuarto, y cosas así. Espero que sea divertido, aunque es de programar mucho.

sábado, 2 de enero de 2010

Mi nochevieja

Después de desbaratarse varios planes, siempre queda decidir todo prácticamente el último día.
Al final me fui a cenar con mis padres, unos amigos de mis padres y su hija. Sólo seis personas, pero es suficiente.
Llegamos a su casa, y después de preparar todo empezamos a cenar sobre las 10 de la noche. Comimos los aperitivos tranquilamente y charlando, como es típico en estas cenas. Cuando acabamos empezamos a hacer chuletones. Casi de un kilo de peso cada uno, aunque no eran uno para cada uno. Se hacía uno y se repartía entre la gente, para así poder comer carne caliente. La cosa iba tranquila, pero a las 11 ya teníamos el primer chuletón en la mesa. Seguimos comiendo y charlando despacio hasta que de repente quedaban 5 minutos para las uvas. Se sacó todo corriendo y cuando nos pusimos a ver la tele, ya habían empezado los cuartos. Un poco justo pero suficiente. Este año me pude comer las 12 sin atragantarme ni reir. Eso se supone que da suerte para el año. Espero que sea así.
Después de las uvas, aún quedaban chuletones. A Julio, le hacía ilusión acabar y empezar el año comiendo chuletón, aunque yo estaba lleno, pero hice un esfuerzo. No es una mala manera de acabar y empezar el año.
Acabamos de comer, y empezamos con los postres, el champán y esas cosas. Cuando acabamos con eso, Julio nos preparó unos riquísimos Mojitos, y de repente nos plantamos en más de las 2 de la noche.
Había quedado con mi prima Ana, para ir a su local, pero a esas horas y la pateada que me quedaba por delante, no iba a llegar hasta las 3, así que con la pereza y pocas ganas de salir de juerga tan tarde que me caracterizan, me quedé en casa hablando y esas cosas, pero pasándolo muy bien también.
Carlos también me llamó sobre esas horas para salir, pero por la misma razón de no llegar a ningún sitio hasta las 3 y luego encontrar todo lleno, tampoco salí con ellos.
De repente me dijeron: "¿Y no has traído ningún juego de los tuyos?" A lo que sonreí y dije que sí. Soy friki, pero la gente me pide jugar a los juegos.
Saqué el Saboteur, juego conocido por muchos de los mineros enanos que tienen que ir haciendo un túnel. Y jugando a ese juego terminamos la noche y llegué a casa a las 6, sin haber salido de juerga. De los últimos años es la vez que más tarde me he echado a dormir.
No estuvo mal la noche. Pero para otros años a ver si nos animamos a irnos a mi pueblo o a donde sea. Si me quedo en Zaragoza ya veis que no salgo.

jueves, 31 de diciembre de 2009

Feliz año!

Con mi condición de ateo, me gustan más la fiestas paganas que las religiosas, por eso no suelo felicitar la navidad. Así qué...

FELIZ AÑO NUEVO!

A pasar buena noche y nos vemos el año que viene.

lunes, 28 de diciembre de 2009

Valoración del año

Estando el año a punto de finalizar, la gente suele pensar en lo que le ha aportado el año que está a punto de acabar y lo que espera para el siguiente. Y para ser original, lo voy a hacer yo también.

Desde que empezó el 2009 empecé a viajar sin parar. Recibí el año nuevo desde Orihuela, un pequeño pueblo de Teruel, que a pesar de ir sólo tres personas, nos lo pasamos muy bien, e hicimos una gran cena, una de las mejores cenas de Nochevieja que he tenido.

Luego vinieron los exámenes de febrero, por lo que mucho no se podía hacer. Fueron unas semanas agobiantes, pero por primera vez en lo que llevo de carrera, conseguí aprobar todo sin dejarme nada para septiembre. Vale que muchas asignaturas eran optativas, pero se mezclaban con las de cuarto que son duras y había que aprobar todo.

Nada más acabar visité con Ritxi el monasterio de Piedra. La última vez que fui debió ser con el colegio con 10 años o así.

A finales de febrero asistí a la representación de la guerra de la Independencia contra los franceses. Fue impresionante ver a tanta gente vestida de época y ver los cañones disparando con el estruendo que hacían.

Para la cincomarzada intenté esquiar, pero últimamente la suerte no me acompaña en lo referido a este tema y siempre hace muy mal tiempo, por lo que llevo tres años sin poder ir a las pistas.

Vinieron las fiestas. Un gran San Pepe en el parque de atracciones montándonos en todos los sitios, llenándonos de agua y por la tarde disfrutando de los conciertos.

Al día siguiente probamos el paintball, que yo nunca había ido. Fue entretenido a pesar de todos los moratones con los que salimos. Hay gente que se tiene que moderar un poco con estas cosas, que no estamos en una guerra de verdad.

Por primera vez, asistía a una marcha cicloturista. Se realizó por los Monegros, desde el municipio de Monegrillo. Todo el mundo pensamos que todo es desierto y no hay mucho que apreciar, pero la verdad que fue un recorrido muy bonito con muchas subidas y bajadas, donde desde lo alto se podía apreciar una bella estampa de los Pirineos.

Desde siempre me había gustado el atletismo y aprovechando que este año empecé a hacer mucho deporte, yendo en bici y saliendo a correr, me apunte a dos carreras, de 5 y 10 kilómetros. Nunca había participado en ninguna, y me gustó muchísimo, ya que también se aprende a regular el ritmo corriendo para no tener que parar. Y siempre hace ilusión tener una marca oficial.

Volvieron los exámenes, esta vez en Junio. A pesar de tener mucha presión por querer acabar mis últimas asignaturas, lo llevé bastante más relajado de lo que lo había llevado siempre, y volví a aprobar todas. Me quedé limpio para septiembre y pensando en que sólo me quedaba ya el proyecto.

Nada más acabar exámenes y sin saber aún todas las notas, me fui con Álex a Worthing, una pequeña ciudad que hay en la costa de Inglaterra al sur de Londres. Fue un mes mejorando el inglés en el curso que hice allí, donde conocí a gente maravillosa y que se convirtieron en buenos amigos. También visité sitios a los que me hacía mucha ilusión visitar, como Stonehenge y Oxford.

Cuando volví de Inglaterra, preparé un viaje con mi tío por el Camino del Cid, para hacerlo en bicicleta. Fueron cinco días, con muchísimo calor por los campos de Castilla, desde Burgos hasta Arcos de Jalón. Una experiencia dura, haciendo 75 km por día, pero una bonita forma de hacer turismo.

Luego estuve unos días en mi pueblo descansando de no haber parado en todo el verano.

Y al poco de volver a Zaragoza, empecé mi experiencia Erasmus desde el 1 de Septiembre. Otro lugar donde conocí a mucha gente y donde me lo pasé bastante bien, a pesar de no haber hecho el proyecto, que era mi objetivo.

Al volver, después de hacer una pequeña parada para visitar Madrid, volví a Zaragoza, donde he vuelto a ver a muchísimos de mis amigos y a mi familia y me lo he pasado genial estos días. Ahora ya de vuelta a la rutina de Zaragoza.

Como valoración, leyendo todo esto, puedo decir sin ninguna duda que ha sido el mejor año de mi vida, a pesar de que lo empecé estando en un estado de ánimo muy malo. Pero no hay nada como proponerse cosas y hacerlas, es la mejor forma de ser feliz. He hecho montones de cosas nuevas, con buenísimas experiencias.

Y para el año que viene, ya tengo planeados varios viajes y cosas por hacer, para no perder la costumbre.

El primero es a Barcelona a ver un concierto de los Dropkick Murphys.

Más adelante para la cincomarzada se planea un viaje a Salamanca.

En junio tengo entradas para ir a Alemania al Rock am Ring con Josemi.

Y en julio está pensado ir unos días a los Alpes para ver el Tour de Francia.

Y para enumerar los objetivos propuestos:

1º: Acabar el proyecto y por ende la carrera, y que sea antes de verano.

2º Realizar todos los viajes anteriormente nombrados y salen más pues mejor.

3º: Encontrar un buen trabajo.

4º: Correr una media maratón.

5º: Apuntarme a la Calcenada, 104 km de recorrido rompepiernas en bicicleta.

6º: Ir a esquiar de una vez, después de 3 años.

7º: Echarme novia. Jajaja. Bueno, casi mejor que no, que como se puede leer en mi experiencia de este año, se está muy bien sólo, aunque se echen de menos algunas cosas. Tienen un precio muy caro.

Esperemos que se pueda cumplir todo lo que tengo en mente y que sea otro gran año de mi vida. Y os deseo que vuestro año sea también muy bueno.